¿La Luna?... !Si¡..., La Luna un cuerpo celeste de nuestra Vía Láctea y dentro del Sistema Solar, además de apariencia muerta y sin vida, y al que no le hacemos demasiado caso, es de vital importancia para nosotros los terrestres y para nuestra vida natural.
La Luna es creadora de un influjo poderoso, que sin palabras, su movimiento de traslación y rotación genera un especial magnetismo de atracción en nuestro campo de movimiento y desarrollo natural, en ese espacio vació e inmenso del espacio, desde allí puede hacer subir las mareas o cambiar algunas sensaciones de los seres vivos de La Tierra, y por poner un sencillo ejemplo, también su influencia, aunque sin soberana atención, es de suma importancia.
En noches despejadas y sin nubes, pensando sólo en su gran misticismo, La Luna es una esencial compañera para la ensoñación y la fantasía, apareciendo en cientos de publicaciones ofreciendo un valor misterioso y enigmático, que tras algunos viajes espaciales en la edad moderna durante 'La Carrera Espacial' en los AÑOS 50, AÑOS 60 y AÑOS 70, más numerosos estudios de investigación desde el principio de la vida conocida, avanzando en la cultura universal hasta nuestras horas, nos a dado la evidencia de que La Luna está en concordancia con nosotros y La Tierra.
La Luna es quinto mayor satélite natural del Sistema Solar, con un diámetro considerable si se compara con su planeta directo, La Tierra, qué excepcionalmente constituyen La Tierra y La Luna son un sistema planetario doble.
Al contrario de La Tierra, La Luna careciendo de vida y aire, es un arenal estéril, no teniendo agua en un estado liquido, conformado geológicamente con meteoritos caídos y otros episodios de actividad volcánica, queda en una abundancia de cráteres de rasgo distintivo, y aún superior en su cara oculta, no visible desde La Tierra, que su formación sucedió, igualmente, hace millones de años, cuando, también, el propio Sistema Solar aún era joven y grande.
Ante todo su esplendor, sin ningún fenómeno ambiental, ni atmósfera con zonas divididas entre 'mares' y continentes, sin topografía regional, pero muy accidentada en cordilleras montañosas, valles pronunciados, más fallas y los dichos cráteres, la singularidad de su superficie ligeramente abrupta, unos rayos brillantes por reflexión de distante brillo solar, posee un diámetro métrico de 3474 km y una masa de 7,349 × 1022 kg, junto a otras medidas, su inclinaciones y gravitaciones son inmensas.
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Al contrario de La Tierra, La Luna careciendo de vida y aire, es un arenal estéril, no teniendo agua en un estado liquido, conformado geológicamente con meteoritos caídos y otros episodios de actividad volcánica, queda en una abundancia de cráteres de rasgo distintivo, y aún superior en su cara oculta, no visible desde La Tierra, que su formación sucedió, igualmente, hace millones de años, cuando, también, el propio Sistema Solar aún era joven y grande.
Ante todo su esplendor, sin ningún fenómeno ambiental, ni atmósfera con zonas divididas entre 'mares' y continentes, sin topografía regional, pero muy accidentada en cordilleras montañosas, valles pronunciados, más fallas y los dichos cráteres, la singularidad de su superficie ligeramente abrupta, unos rayos brillantes por reflexión de distante brillo solar, posee un diámetro métrico de 3474 km y una masa de 7,349 × 1022 kg, junto a otras medidas, su inclinaciones y gravitaciones son inmensas.
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Galileo Galilei y su telescopio ocular. |
La primera persona que midió la distancia de la Luna fue el astrónomo y geógrafo, Hiparco en el año 150 a.C, tras unos estudios calculados 100 años antes por el griego Eratóstenes, este, pudo deducir una distancia muy diferente a la actual medida, dado las técnicas de antaño y con la pequeña disconformidad de unas decenas de miles de kilómetros, puramente teóricas, se ha establecido la distancia en 384.403 kilómetros, existiendo, mismamente, una ligera variación por la excentricidad de la Luna (en su movimiento rotatorio uniforme, sin contar su velocidad angular, que no lo es...), no girando en la misma órbita alrededor de La Tierra en un círculo perfecto, se desplaza en una elipse más nimia de lo pensado, de latitud más rigurosa, dicho gracias a la trigonometría matemática, la observación de Galileo Galilei y su telescopio ocular pudo observarse unos rayos (a modo parecido de rayos láser constatados) y cómo si fueren unos dispositivos refractores, añadiéndose las pruebas y estudios de la N.A.S.A. (Agencia Espacial Norteamericana) y con la tecnología moderna de la actualidad, se da por sentado esta certeza.
El 21 de julio de 1969, millones de personas observaron a través de la televisión a los astronautas estadounidenses del proyecto Apolo, Armstrong y Aldrin, caminando por primera vez en la historia sobre la superficie árida, rocosa y falta de vida de La Luna, ganando la partida a la U.R.S.S. (la Unión Soviética, país extenso, que abarcaba por aquél entonces, la Rusia actual y otros territorios colindantes), que ambos países, estos en un juego frenético opositor de una socio-política-cultural irreconciliable, al que se tildó como 'La Guerra Fría' (1957-1989), época de enfrentamiento desafiante callado entre ellos y sus aliados, la búsqueda competitiva, dio con el triunfo de 'La Conquista Del Espacio', y a manera de pre-dominación victoriosa cara al mundo, los soviéticos, anteriormente realizando un primer vuelo orbital alrededor de La Tierra con 'el piloto-cosmonauta' Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961, los norteamericanos, esta vez, consiguieron finalmente su objetivo de llevar el hombre a La Luna y devolverlo 'sano y salvo' de regreso a La Tierra.
El 21 de julio de 1969, millones de personas observaron a través de la televisión a los astronautas estadounidenses del proyecto Apolo, Armstrong y Aldrin, caminando por primera vez en la historia sobre la superficie árida, rocosa y falta de vida de La Luna, ganando la partida a la U.R.S.S. (la Unión Soviética, país extenso, que abarcaba por aquél entonces, la Rusia actual y otros territorios colindantes), que ambos países, estos en un juego frenético opositor de una socio-política-cultural irreconciliable, al que se tildó como 'La Guerra Fría' (1957-1989), época de enfrentamiento desafiante callado entre ellos y sus aliados, la búsqueda competitiva, dio con el triunfo de 'La Conquista Del Espacio', y a manera de pre-dominación victoriosa cara al mundo, los soviéticos, anteriormente realizando un primer vuelo orbital alrededor de La Tierra con 'el piloto-cosmonauta' Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961, los norteamericanos, esta vez, consiguieron finalmente su objetivo de llevar el hombre a La Luna y devolverlo 'sano y salvo' de regreso a La Tierra.
Los astronautas norteamericanos dejaron en el suelo lunar unas huellas del posicionamiento de su bandera, marcando un antes y después para su historia y para la historia del universo entero.
Después, se lanzarían seis misiones más, hasta su irrupción en 1972, siendo 12 personas en total que han contemplado La Tierra desde el suelo de La Luna.
Estas misiones han ayudado de sobremanera a acrecentar nuestra comprensión de La Luna, su historia y su proceso de formación.
De esta manera razonada descomunal, el Universo de infinitos y desconocidos confines, la díscola Vía Láctea, donde se encuentra La Tierra, El Sol, la inmensa estrella central incandescente y única que emite luz propia, rotando en traslación los otros planetas en diferentes órbitas conjuntadas, tangencialmente a su derredor y en puntos focales diferentes, se conforma la Vía Láctea con los planetas Mercurio, Venus, La Tierra (más La Luna, no considerado planeta), Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón (qué últimamente extiendo discrepancias en contarse como planeta o no como tal), añadiendo más, los denominados planetas enanos Ceres, Haumea, Makemake y Eris, sumando, aún, otros satélites lejanos descubiertos contemporáneamente de denominación y nombre técnico en números y letras actuando gravitatoriamente por su tamaño, su masa y su posición, todos esos cuerpos de masa y materiales dispares en una atracción denominada de 'perturbación', componiendo y completamente, todos ellos, están en el Sistema Solar.
Así, dejando contabilizados ocho planetas en movimiento orbital, para un entendimiento cercano, de menor a mayor alejamiento desde El Sol (en una secuencia óptica recta imaginaria, cómo el gráfico -abajo-), cada uno en su particular y peculiar idiosincrasia, se afectan entre sí, y en cierto modo, todos, crean los elementos astronómicos conocidos.
Se creé que La Tierra se formó hace en unos superiores 4.600 millones de años y La Luna, unos 100 millones años después, tras un violento impacto estelar, basado bajo una hipotética teoría, más que aceptada, postulando la generación de La Luna en el resultado de una inmensa colisión espacial de una joven y esférica, por aquél entonces, La Tierra repleta de magma, gas y polvo, chocándonos 'un prototipo' de otro planeta del tamaño de Marte en 'modo de refilón', conocido como Thea, acercándose a gran velocidad, nos arrancó parte de nuestro planeta primigenio, todavía en su emulsión vetusta de construcción ancestral, colocándose esa masa terráquea desprendida en la órbita terrestre, y a su vez, acaparando otros restos espaciales de materiales, quedaría allí, cerca de nosotros, relativamente y atrayéndose magnéticamente, magníficamente, teniendo una atracción entre ambas, una irrefutable obligación de 'hermandad', nuestra unión de necesidad quedaría fijada.
Teniendo en cuenta, la inevitable realidad de poder tener para nosotros la situación objetiva de la increíble distancia cabal que hay entre La Tierra y La Luna, explicando, las imágenes existentes mostradoras de toda esta fidelidad, manteniendo proporciones oportunas a la realidad, La Luna desempeña una importante influencia sobre nuestro asombroso azul globo planetario.
El movimiento lunar óptico hacia La Tierra, está sincronizado y temporizado en un mismo tiempo de rotación a un mismo giro a su alrededor, en una inclinación fija circular, por eso, siempre vemos la misma cara de La Luna, siendo plenamente observable hasta un 59% de su superficie, permaneciendo, el otro lado, oculto, a nuestro planeta, produciéndose con ello lo llamado 'precesión', salvaguardándolos de una manera incrédula del Sol, nuestra vida, evita así cambios climáticos caóticos a escala global de veranos superiores a los 100 grados centígrados e inviernos inferiores a temperaturas de no menos de 80º C..
La Luna ejerciendo una atracción gravitatoria sobre La Tierra, disputa un 70% del suelo terráqueo cubierto en agua líquida, el poder lunar produce ondas oscilantes secuenciales en consonancia con las de La Tierra, produciéndose de este modo las mareas y oleaje en los océanos y mares de aproximadamente medio día, dándose, por ejemplo: la subidas de marea y sus bajadas, favoreciendo el sistema de drenaje y limpieza natural, secundado por El Sol en una misma forma, pero, en menor medida.
Es más, se creé que dentro de unos 5.000 millones de años, cuando el Sol esté en su fase final de vida y se convierta en una estrella gigante roja, la Luna se frenará y volverá a acercarse a la Tierra.
De la manera que el horario fue marcado en 24 horas y desde las latitudes diferentes de La Tierra, la luz natural del Sol poniente y la noche estelar con luz lunar, queda predispuesta en referencia y relación con horas en lugares en consonancia a una mira antepuesta, calculándose las primera horas del tiempo minutado desde el este, estipulado en el Oriente Extremo terráqueo, Este del Pacífico, correlativamente pasando por Oriente Medio, Europa y África, y contando en su totalidad, cómo el último horario mundial el de América del Norte y América Del Sur, respectivamente.
Habiéndose desarrollado la vida terrícola de complejidad absoluta, sin la Luna, la inteligencia de la sabiduría de las fases lunares, los calendarios no existirían, habiéndonos ayudando a la especie humana en los ciclos biológicos de la agricultura, la caza y la ganadería dominando las estadios del infortunio medioambiental, pudiendo a sí nosotros construir nuestra civilización.
También, sin La Luna, las noches se volverían más oscuras, que, flamantemente al acabar el ciclo de rotación terráquea, la nueva cuenta desde la llamada 'luna nueva', circunstancialmente, disfrutando de un cielo estrellado, según la estación anual, tendríamos lo que popularmente denominamos 'Luna Llena' o 'Luna Plena', completamentamente en apogeo.
Así, tras la caída de las estaciones temporales del año, sumando decenios y hasta siglos (esto a veces) unos hechos inusuales en forma de prodigio natural, unos eclipses lunares y solares van sucediéndose, qué ocurriendo, actualmente sus acontecimientos son celebrados cómo fenómeno.
Además, todo el tono del misticismo y mitológico en la liturgia cultural y social, nos ha tenido bajo su reflexión convocando un sin fin de disposiciones desde las esotéricas como a los cambios fisiológicos y metabolismo sobre el hombre, a parte de una confirmación científica expectante, el efecto lunar presenta una aseveración especuladora de gran tesitura en un folklore popular, como, el ciclo menstrual femenino en la fertilidad de los 28 días nombrada como 'Lunacepción', la aclamación en un feliz momento de 'Luna De Miel', el crecimiento del bello humano erizándose utilizado para la metáfora del personaje del 'Hombre Lobo', aceptándose prominentemente el aullido animal del lobo, las entradas de los solsticios festejados (vistos en la zona megalítica de Stonehenge, por ejemplo o como 'Las Noches De San Juan'), la duración del sueño, es, influyendo en su comportamiento, los trastornos mentales, a veces, llamados lunáticos, las personas estan afectadas, entre otras cosas, por y según sus fases lunares.
Detrás de ese mito, se oculta o no, alguna verdad científica, algo que seguirá fascinando a nuestra civilización durante centurias venideras.
El mundo musulmán tiene en muchos de sus símbolos, La Luna creciente o 'media luna', acogido como un símbolo representante del Islam, el creciente y la estrella juntas, son de principio y tradicionales símbolos de identidad como la turca.
Ambos eran, simplemente, el símbolo del Imperio Otomano y no del Islam, pero dada la hegemonía que éste tuvo en el mundo árabe y musulmán, tanto La Luna como la estrella fueron adoptadas posteriormente por muchos países árabes en sus banderas.
Muchos pueblos de la Polinesia, amazónicos y africanos comparten sus alegrías y tristezas con La Luna, más otros más antiguos que la adoraban con rezos, plegarias y ofrendas.
Leyendas antiguas tienen a diosas y 'semidioses', relacionados, casi siempre con La Luna y a su vez, con la mujer, vistos en numerosas efigies, estatuas y en miles de figuras, corroborando su vínculo.
Y con todo esto... unos estudios de astrónomos y astrólogos, las acompañantes de La Luna, las estrellas, tienen una adicción nunca imaginable para los hombres, constelaciones formando unas figuras en complicidad, darían a la superstición, una ambigua y misteriosa magia inexplicable, tomando 'los signos del zodiaco' en la conocida denominación de 'El Horóscopo', de increíble afición personal diaria.
En este precepto, sin la existencia de La Luna, La Tierra no hubiese sido posible su viviente e inconmensurable existencia, tanto real, ficticia o no ficticia, como la imaginada... y así, La Luna es... todo un soberbio prodigio maravilloso, llamada, como nuestra hermana, es parte fundamental de nosotros, seamos como seamos, y en cualquiera de nuestra latitud terráqua.