LA PESTE NEGRA: LA MAYOR PANDEMIA QUE ASOLÓ EL MUNDO.


En la historia del mundo, si ha habido una muerte más devastadora, no generada propiamente por el hombre, ha sido 'La Peste Negra', también conocida como 'La Peste Bubónica' (al igual que 'Black Death/Muerte Negra') se refiere una pandemia (enfermedad contagiosa) más cuantiosa en vidas humanas de la humanidad que afectó a Europa entera y en su gran mayor parte durante el siglo XIV, alcanzando su punto álgido entre 1346 y 1361, matando a más de la mitad de la población continental; llegando a ser cruenta en su totalidad, es atribuido en surgir en la parte oriental de Asia, la India, China, Medio y Próximo Oriente.

Entre mediados del Siglo XII (y datada desde el año 500) se propagó desde el sur de Europa un brote contagioso denominado de virulencia inusitada y sumamente contagiosa, generando una mortalidad incontable.


Desde un concepto de enfermedad, el contagio como tal, seguía siendo desconocido en la sociedad de aquella finalizada 'Edad Media' hasta ese momento, Europa con indiferencia y de ignorancia total, unos rumores de una terrible epidemia estaba diezmando a la población, supuestamente surgida en China, a través de Asia Central se estaba extendiendo por la India, Persia, Mesopotamia, Siria, Egipto y por toda la Asia Menor, dándose como un foco principal (para nosotros, por no estar detallado exactamente desde aquellas partes del mundo) en la región de la península de Crimea, donde las últimas y restantes tropas de 'Las Cruzadas' luchaban contra los turcos y musulmanes, todavía en una lucha fratricida por liberar 'Tierra Santa' (hoy Jerusalén y Palestina) del Islam, fue un lugar donde la muerte se sucedía sin ningún miramiento.
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Así, 'La Peste Negra' es el nombre comúnmente dado por la historiografía a la peor epidemia sufrida por 'el hombre' en toda su historia, para sus contemporáneos fue simplemente 'La Gran Peste' ('La Magna Pestilentia', en documentos en latín de la época).



Originándose entonces en el Lejano Oriente, probablemente, a principios de la década de 1330, en 1346, ya apareció en los frentes de combatientes cristianos de Crimea; ya, en 1347, se había extendido hacia Constantinopla y el Mediterráneo oriental, llegando a Sicilia y a los puertos del Adriático a finales de ese mismo año. 

A principios de 1348 causó estragos en Génova, y desde allí, se propagó durante 1348 y 1349, lentamente pero inexorablemente del sudeste al noroeste, tanto fue su progresión como sus efectos muy irregulares y variables, que, muchas localidades quedaron prácticamente arrasadas, aunque otras no sufrieron daño alguno, Londres, París y Florencia, por ejemplo, se vieron muy afectadas por la enfermedad, mientras que, Milán, Lieja o Núremberg escaparon del contagio con daños relativamente menores.




Pero ¿cuál fue 'La Zona Cero' de la epidemia en Europa?: todos los datos apuntan al puerto siciliano de Mesina como foco inicial de la propagación, allí atracó, el 1 de diciembre de 1347, al menos un barco lleno de marineros moribundos provenientes del mar Negro, sus tripulantes, numerosos heridos, regresando de combatir en la región convulsa de Crimea, sufrieron altas fiebres, presentando ganglios en el cuello y en las ingles que parecían ir a estallar en cualquier momento, así, como la piel cubierta de manchas y bultos negros (de ahí su nombre), signo indicativo de haber contraído esa lacra mortal de muy difícil cura, a los que solo esperaría la muerte, estos, después de una tremenda agonía mortecina, fallecieron horriblemente y a su vez, sus cuerpos, infectaban el ambiente y los sitios donde yacían los cuerpos podridos, y que en su iniciales pesquisas descubiertas anteriores, no reaccionando por no tener solución alguna, se decidió incinerarlos en su fase final, ocurriendo un descenso de propagación, y de este modo, quedando erradicada.



Muriendo en apenas unas semanas o días, sin que ningún médico pudiese evitarlo ni aliviar sus males, el barco de aquellos soldados y marineros recalado en Caffa, en el mar Negro, hasta donde, probablemente, la epidemia había llegado desde Mongolia por la Ruta de la Seda china, sin causa conocida por entonces, avanzó velozmente por Europa tras arribar esa nave infestada de aquellos devueltos a sus hogares después de combatir lejos, y una vez en puerto, las ratas hicieron el resto, saltando a tierra, siendo las verdaderas culpables de extender 'La Peste Negra' transportando 'piojos', surcaron el continente europeo desde allí a París y subiendo al poco hasta Londres, cuando toda la gran zona de aquél Moscú también estaba infectada, quedando Barcelona como último puerto a descargar a esos pocos heridos, casi pudiéndose decir que su afección no fue de tal envergadura como en otros lugares, ya que, yendo muriendo por el camino, el hedor de esos hombres sucios y sin valía, los muertos y los de cuerpos inertes, fueron quemados, aligerando y evitando correr la enfermedad, llevándose por delante, en un cómputo estipulado de más de 20 millones de vidas en apenas cinco años, habiendo alcanzado hasta la región de Flandes y Países Bajos, se disparó en Inglaterra y luego en Escocia e Irlanda, así como en Escandinavia y países nórdicos, donde estos últimos se libraron en muchas poblaciones por sus condiciones climatológicas extremas de la presencia de esa pulga letal.



Hay varias hipótesis sobre dónde comenzó esta epidemia medieval: en algún lugar del Norte de la India, más probablemente, en estepas de Asia central, desde donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles, cabiendo recordar que la colonia genovesa de Caffa, asediada por aquellos guerreros turcos e infieles, contada por libros de historia, unos y otros se lanzaban con sus catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad donde estaban situados y cercados, propagándose una infección letal ayudada por la baja salubridad y la desdeñada higiene, los mercaderes y sus tropas militares sobrevivientes quedaron emplazados a una contaminación de pestilentes hedores y muertos.

De este modo, los refugiados de Caffa retrocediendo hasta la región de combate en Crimea y Turquía habrían contagiado luego 'La Peste' a los marinos de Mesina... venidos de aquellos inframundos de proliferación de combate y a estos a su vez, conjuntados con otros hombres, embarcados de regreso a sus hogares de Europa del Oeste, las ratas de su barco, pensándose entonces que los monjes mendicantes, los peregrinos y los soldados devueltos a sus casas eran el vehículo de la introducción de la gran diezma de un país a otro, a pesar, que esto era en parte cierto, sin duda fue el tránsito naval la actividad más peligrosa, ya que los barcos llegaban a puerto y descargan a los hombres, junto con las mercancías, y al mismo tiempo, las ratas infectadas portando parásitos, procedentes de los países donde la enfermedad era endémica, difundiendo verdaderamente 'La Peste Negra'.




'La Peste Bubónica' como también se conocía, tildada así por aquellos 'bulbos' carnosos hinchados, es una enfermedad infecciosa aguda, extremadamente rara, dando su nombre de la palabra del latín 'bubón', que significa 'la ingle humana', tratándose de una 'zoonosis' (enfermedad que afecta particularmente a animales y es transmisible al hombre) de la que aún se producen brotes en regiones donde las condiciones insalubres y de higiene son muy deficientes, mostrando unos primeros síntomas, de: cefaleas, náuseas, vómitos, dolores articulares y una sensación general de debilidad, apareciendo ganglios linfáticos en las ingles de la entrepierna, tomando un tamaño a 'huevos de gallina', surgen también en la axila o el cuello, volviéndose muy dolorosos e inflamados, provoca una temperatura corporal elevada de entre 38,3 a 40,5 °C. con una frecuencia cardiaca y respiratoria aumentadas.



Ni los reyes, ni los mendigos estaban a salvo, faltando muchos siglos para que los médicos comprendieran que el contagio se produjo de las ratas (portadores de pulgas con la bacteria infecciosa) picando o mordiendo a los humanos, dejó 'La Muerte Negra' como apocalíptica, la gravedad se situó en lo peor de los seres humanos del mundo conocido, no tardando en cundir la histeria colectiva y el miedo miserable al contagio, relatando en textos de aquellas horas ese pánico: (...) El padre abandonó al hijo, la mujer al marido, el hermano al otro hermano... (...), porque, esa plaga parecía transmitirse por el aliento, el contacto físico y... hasta por la vista, muriendo irremediablemente, no pudiéndose encontrar a nadie que enterrar a los muertos, ni por amistad, ni por dinero... se calculó en un índice de mortalidad de un alcance del 60 y el 65 por ciento en el conjunto de Europa, números de los que no se libraron tampoco mandatorios, grandes dirigentes y antes dicho, los reyes.

Todo avanzando en años, los involucrados dentro de su lugar, ya para su cura, la investigación o simplemente para su comprobación, dejaría una imagen para la posteridad con unas vestimentas largas, muchas de ellas oscuras, cuerpos cubiertos de cabeza a los pies en una configuración de lo más siniestra, portando unas máscaras peculiares a modo de pico de pájaro para no respirar los hedores de mortandaz y protección propia del aire podrido, el cual, era el indicado del contagio y letalidad, descubriéndose después, que la causa era realmente el contacto físico y la falta completa de higiene que se sufría en esos tiempos, dedicados a su atención, sin ser unos especialistas en el tratamiento ni en la experimentación de la medicina (muy vetusta ella), estos individuos llamados como los médicos de 'La Peste Negra' serían los encargados de tales menesteres y cuidado a enfermos, pagados por los propios pueblos, la entrada de la enfermedad por algún contagiado era símbolo de ruina y desgracia para sus habitantes, por lo que estos eran muy valiosos, habiendo hasta secuestros y demandas de rescates por ellos; su atuendo  inventado por Charles De Lorme en 1630, trascendió sumamente, y extendiéndose, la túnica de tela gruesa encerada y su máscara con agujeros de lentes de vidrio introducida una nariz cónica hechas de madera con forma de pico sobresaliente, eran rellenadas con sustancias aromáticas y paja como filtro, incluidos como funcionarios públicos de respeto, no tocaban a los enfermos, realizando hasta la función de dar votos eclesiásticos que cogieron gran auge como esperanza a la diezma, añadiendo que todo era una falta de creencia de fe y que era un castigo de Dios, los moribundos pedían la muerte, siendo los empleados encargados de dar la orden en ser golpeados los aquejados como parte de su arrepentimiento.



Si hay un obra literaria fundamental, posiblemente insigne de aquél tiempo, también recordatorio del impacto que tuvo en Europa en aquella época, sería "El Decamerón" de Boccaccio, narrando la historia de unos jóvenes huyendo de un brote de 'peste bubónica', hacia el año 1348 refugiados en villa campestre para contarse cuentos, reír y jugar, mientras la muerte arreciaba y el horror estaba en Florencia, este libro entre algo prohibido y pícaro es una mirada para entender los tiempos del emperador Justiniano y una primordial idea del sexo y del libertinaje en épocas de fondo veneciano, y que, casi es un único vestigio en relatar todo aquél trasfondo de una inefable penuria.


Y cuando, al paso de los siglos, la iglesia y la religión se impuso como una salvación espiritual un poder estamental entre la población de pavorosa importancia, y así, como algo de tener miedo e increíble acatamiento, remitiéndose la enfermedad entre la sociedad y los pueblos rurales, poco a poco, de todo ello 'La Inquisición' desde lares dispares tomó un poder absoluto en todo lo posible del enjuiciamiento al infiel, sobrepasando en infinidad de casos, la extralimitación, llegando a torturar y matar por cualquier mínima circunstancia no muy vista a sus ojos en el nombre de Dios y 'La Iglesia', cuya arbitrariedad en juicios inmediatos fueron por una miserable envidia, la oposición personal y en, también, en una inequívoca decisión de ejercitar el poder de uno sobre otro, encumbrandose 'la herejía' como pecado y culpa. 


Si precisamente, eran tiempos duros para todo habitante allá por 1666 en Londres, que aún estaba padeciendo los últimos brotes de la fatal pandemia, se produjo un grandioso incendio aniquilando a más de una quinta parte de su población, que por contra, si el mal mató por doquier a miles de personas, ese horrible suceso catastrófico de quema, acabó con el remanente infeccioso de una de las adversidades más desgraciadas para la memoria del hombre y para su historia.